lunes, 27 de julio de 2009

miércoles, 3 de junio de 2009

juego

RELOJ

RELOJ
1.EDUCACIÓN EN LA COTIDIANIDAD
La Educación en la Cotidianidad, es una metodología teórico-práctica que integra postulados de la
educación con el paradigma contextual y holista. Promueve una actitud crítica y dialógica, la
decodificación de los ambientes educativos y de aprendizaje en comunidad.
Para definir Educación en la Cotidianidad se parte de una premisa básica, de que la reunión de
adultos y niños y niñas, pequeños especialmente, siempre implicará enseñanza, aprendizaje,
formación y educación. En este encuentro el conocimiento se produce del diálogo, del
intercambio, de la interacción, “se vive y se aprende”, parafraseando a Paulo Freire, (1970), las
personas se educan entre sí mediatizados por el mundo.
“Reconocer la doble dimensión de los sujetos humanos en su concreción individual así como
representantes de la vida en sociedad. Esto implica no solo considerar a la persona como tal, sino
entender el marco en donde se desarrollan los procesos humanos, por ejemplo la socialización infantil,
tomando en cuenta las condiciones en que es posible la crianza y, el marco socio-cultural que le da
sentido a las acciones.”1
La educación con niñas y niños menores de cuatro años, donde la mayoría aún no caminan y
apenas se inician en el lenguaje, cobra un significado de interacción y aprendizaje cada sonido,
movimiento, palabra, gesto y ética, del adulto cuidador.
“Múltiples aspectos se conjugan para delinear formas posteriores de experimentar la realidad. Las
redes vinculares, las matrices de seguridad y afecto que rodean las primeras actividades exploratorias,
la formación socio-económica, se integran en su yo profundo y determinan la textura, el gusto y la
intensidad con que luego podrán hacer suyas las vivencias ...”2
Por lo tanto, atención de la niñez impone tomar una posición ética sobre el tipo de educación que
se realiza, es así como al unir contextualismo con una educación que conduzca al diálogo, a la
construcción de saberes, al deseo de aprender a aprender, que su praxis de interacción se base en
la ética, los valores de solidaridad, respeto, tolerancia y el Derecho.
Así establecida la educación en la Educación en la Cotidianidad, requiere conocer las y los
estudiantes, sus modelos de crianza, su ideal de profesionalización, su cultura, el vínculo con su
hija o hijo, la situación social y económica actual, entre otros elementos que contribuyan al desafío
de que la Casa posea una visión de mundo holística para el desarrollo de un modelo formativo
para la vida, como lo señala la Dra. Chavarría:
“Es primordial trabajar en la conciencia de los centros infantiles como centros formativos de la niñez,
de primerísima relevancia para el desarrollo de la personalidad incipiente. Concebirlos como simples
centros preparatorios para primer grado nos hace perder su riqueza y el poder implícito para
propiciar una integración más enriquecedora de la personalidad.
Concebirlos como pre-escuelas implica claudicar nuestro poder, el poder del amor integrador, ante
objetivos como el "aprestamiento" o el entrenamiento de habilidades especificas, que supuestamente
preparan hacia la escolaridad pero resultan poco significativas en términos de los momentos
formativos y períodos sensibles. Las concepciones atomistas de desarrollo curricular abundan en un
pensamiento lineal, donde objetivos conductuales se traducen en actividades fragmentarias. La
tecnología educativa suele pasar por alto y desvalorizar las fuerzas culturales propias y los logros ya
alcanzados en la consolidación de la personalidad en el entramado de la vida cotidiana”.3
La Educación en la Cotidianidad posibilita tanto con la niñez como con los estudiantes la
construcción de estructuras mentales y emocionales en la interacción dialógica de todos los
participantes, estudiante mamá y/o papá, estudiantes practicantes, facilitadoras, niñez, entre
otros, donde la palabra, el lenguaje, el diálogo como encuentro de personas, encuentro de culturas,
de historias y deseos, conlleva a experiencias significativas en el desarrollo de cada uno, ya sea en
su socialización, su humanización, su profesionalización, su maternidad o paternidad. Así
entendido, no es un método educativo, sino una posición filosófica de la pedagogía.
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“La ciencia de la educación que se constituya en torno a este nuevo paradigma deberá promover el
ejercicio de las plurales vías que poseen los seres humanos para entablar comunicación entre sí y con
la naturaleza. Esto es, una educación que apele al valor antropológico de la afectividad, la emotividad
o la fantasía (tanto como al valor del intelecto) para conformar conocimientos, destrezas y actitudes
que hagan que la vida en conjunto sea más grata para todos”.4
Es un modelo caracterizado por la conjugación de: acompañar, formar, cuidar, interactuar,
conocer, dialogar, decodificar, facilitar, propiciar y promover la puesta en marcha de un proceso
que se inició desde el nacimiento, talvez desde antes, para apoyar a las y los estudiantes en su
permanencia universitaria, en el vínculo con su hija o hijo y para acercar a los niños y niñas con el
saber de acuerdo a sus deseos, necesidades y características, y sobre todo haciendo énfasis en que
la única educación posible es en el marco de un espacio con características de comunidad y
holístico.
En la Educación en la Cotidianidad se atienden los niños y niñas como personas que requieren ser
cuidadas en un lugar de bienestar y seguridad, un lugar para estar felices y así tolerar de la mejor
forma posible la separación de la madre o el padre y crear condiciones para establecer vínculos
adecuados de las niñas y niños con las cuidadoras.5
Se dirige la atención que se ofrece a facilitar a cada niño y niña las oportunidades de interactuar
con el medio cultural, como persona social, de aprender desde su historia con libertad de
pensamiento y acción en comunidad, una educación en la colectividad, que propicie ciudadanos y
ciudadanas con capacidad de interrelacionarse con interdependencia, con el deseo del logro
común como sinónimo de bienestar y salud. Operar como “Casa” tanto con la niñez como con
estudiantes, tiene esta virtud de acción en comunidad, donde la trasmisión de la cultura de la Casa
se hace en y para el grupo, en forma oral principalmente, de boca en boca, para crear
conocimiento, interrogar los saberes y construir posiciones ante la vida en todas las acciones del
día a día.
“Los seres humanos son "talentos humanos"; el mundo tiene potencialidades naturales, humanas,
etc. Los seres humanos son percibidos como ciudadanas y ciudadanos, quienes tienen imaginación y
son capaces de pensar y de crear más allá de su conocimiento anterior y experiencias previas.
Un acto tan sencillo como cargar a un pequeño o una pequeña es una acción comunicativa de enorme
complejidad e historia social. Las mujeres y hombres que les alzan, les miran fijamente, les conversan,
la comunidad que les toma en brazos, son actos de historia, se ubican en un complejo presente.
Historia cultural tejida a través de generaciones, las cuales trasmiten los significados y las formas de
establecer contacto. Presente que le precisa a cada niña y niño qué lugar ocupa en el corazón de su
familia, en el mundo social”.6
En el modelo de Educación en la Cotidianidad, se brinda especial énfasis en todos los elementos
que la Dra. María Celina Chavarría ha venido introduciendo a la educación costarricense desde
hace varios años como reflexión, así señala
“Lo que cabe (en la cultura cotidiana) incluye sueños, muertes, trámites, celebraciones, esperanzas,
miedos, trivias, culpas, publicidades, modas, sexualidad, risas, frases célebres, buenas maneras,
miradas, cantos, soledades, poder, silencios, amores, faltas de urbanidad, psicología vulgarizada,
multitudes, juegos verbales, fantasías, héroes nacionales, hombre-de-la-calle, compasión,
fascinaciones, hastíos, protestas, revoluciones, que tienen como objetivo, al igual que el arte o la
filosofía, construir una existencia, personal y colectiva, que tenga sentido”7
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Reconocer la cotidianidad de los niños y las niñas, tanto individual como colectivamente es
reconocerles como personas con una historia particular en los espacios de cotidianidad que les son
propios y les pertenecen, como la familia, los amigos, la Casa Infantil, las niñas, los niños y
estudiantes han decodificado y construido códigos y parámetros en relación a la maternidad, la
paternidad, la solidaridad, la crianza y el cuidado de la niñez.
La práctica de la Educación en la Cotidianidad implica entonces un compromiso como adultos
para desarrollar el arte de escuchar y el arte de preguntar. La praxis, en tanto, unión de la teoría
con la experiencia práctica, de la problemática educativa en su cotidianidad con niñas y niños
menores de cuatro años, hace que confluya en un paradigma que rescata al sujeto y su
historicidad.
Lo cotidiano también es una permanente pregunta, un querer saber, un querer entender. En lo
cotidiano de los niños tiene lugar el asombro, el constante por qué de todo lo que se vive, la rica
curiosidad, el interrogar las acciones, los objetos y personas de sus entornos y obtener una
respuesta. Las percepciones infantiles y sus preguntas e inquietudes, pueden conformar motivadores
ingredientes para una construcción conjunta de la Educación en la Cotidianidad.8
Por lo tanto, desde este modelo se ofrece un acompañamiento personal, estimulante, psicológico,
social y lúdico a la niñez de acuerdo con su edad, sus intereses, sus habilidades y sus gustos,
durante el tiempo requerido por sus progenitores para atender las actividades académicas.
Es la atención de niños con madres y padres estudiantes en la UCR como personas que requieren ser
cuidadas, donde se sientan seguros, tranquilos y protegidos, con calidez afectiva y bienestar; para
estar felices y tolerar de la mejor forma posible la separación.9
Por ello, las tareas rutinarias de higiene, alimentación y sueño unidas con las de bienestar
-arrullar, dormir, peinar, limpiar la nariz, sacar un cólico, entre otras- que componen el cuido de la
niñez menor de cuatro años, denominadas asistenciales, lejos de la concepción de tareas no
educativas ni formativas, adquieren en la Casa un estatus de actividades de interacción, de
vinculación con adultos y con pares, fuera del ámbito familiar y por lo tanto educativas, de
inserción de la niñez a la cultura y al lenguaje.
Así por ejemplo, en la Educación en la Cotidianidad, una actividad de la vida diaria de Casa es la
alimentación, como actividad social y grupal se convierte en todo un proceso de interacción, de
conocimiento, de aprendizaje.
“...la riqueza que esta actividad ofrece en cuanto al logro de la autonomía individual, a tolerar un
tiempo de espera, a explorar la capacidad y creatividad de recursos personales para satisfacer sus
necesidades, a la socialización que se logra al compartir este momento con otros. En fin, éste puede
ser otro momento de la vida en (...) la Casa, donde todos pueden seguir aprendiendo de la experiencia
y donde las emociones se vivencian, donde coinciden lo cognitivo y lo socio-emocional”10
La Educación en la Cotidianidad es una forma de estar con las y los estudiantes con hijas o hijos
para favorecer la construcción o al menos iniciar un proceso de cuestionamiento y análisis de sí
mismas como mujeres, madres, de sí mismos como hombres, padres, y estudiantes, para facilitar la
articulación de una construcción social, subjetiva y simbólica que apoye preguntarse por sus
saberes en relación a la maternidad, la paternidad y la crianza de niños y niñas, elegir la carrera
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que desean, decidir el tiempo que dedican para estudiar y el que dedican a sus hijos, sin que por
ello tengan que abandonar alguna de las oportunidades: ser madre o padre o ser profesional. Es
una forma de favorecer la permanencia estudiantil, al lograr acercarse y reconocer la vida
cotidiana de las y los estudiantes con sus hijas e hijos y apoyarles para que también ellos
construyan propuestas de cambio.
Por tal motivo, la Educación en la cotidianidad entrelaza una propuesta de intervención en el
ámbito de la “Educación en la Salud y Promoción de la salud”, en adelante denominada
“Promoción de la Salud” que incluye la educación en la Salud, para propiciar y favorecer la
atención materno y paterno infantil que se requiere en el cuido de niñas y niños menores de cuatro
años, vínculo de interés social que cada día cobra mayor importancia.
Así la “Promoción de la salud” se constituye parte esencial del Modelo de la Educación en la
Cotidianidad en las variables indispensables para lograr cambios más duraderos en el estilo de
vida de las y los estudiantes universitarios y sus hijas o hijos en materia de salud.
Con esta dirección se planifican acciones para disminuir la vulnerabilidad de las poblaciones
atendidas, en un contexto de promoción de procesos de cambio social. Concha Colomer (2001)
presenta una definición de la promoción de la salud como “el proceso de capacitar a las personas para
que aumenten el control sobre su salud y la mejoren”11. Esta perspectiva parte de una concepción de la
salud como capacidad de las personas y los grupos para ejercer su propia construcción a partir de
su participación en las decisiones y definiciones tanto de necesidades como de los conocimientos,
información y estrategias para realizar los cambios que requieran sus condiciones de salud para
realizar sus aspiraciones e interactuar con el entorno.
Es por ello que en la Casa la “promoción de la salud” es una propuesta de intervención con un
enfoque colectivo para disminuir el riesgo y fomentar la salud, específicamente sobre áreas como
el proceso de crianza, la salud sexual y reproductiva, la lactancia materna, aseo e higiene,
alimentación, nutrición, relaciones interpersonales, vínculos familiares, derechos de la niñez, entre
otras que implican la salud.
Asimismo, la educación como estrategia para procurar salud es construir, interiorizar y transmitir
estilos de vida saludables a partir de todas las acciones que se realizan diariamente y que
benefician directamente la vida de las y los estudiantes y de la niñez, con quienes se inicia desde
edades tempranas para que sea incorporado a su vida y la información que se brinda se convierta
en parte sus hábitos.
Se constituye la “la promoción de la salud” en una manera de construir calidad de vida en la
cotidianidad con la participación de todos y todas donde el énfasis en la construcción subjetiva de
una manera de vivir saludable relacionada con la crianza de niños y niñas, destaca la transmisión
de la experiencia y vivencia de forma oral, donde el lenguaje se constituye en la forma de
interactuar, intercambiar y formar valores, saberes y haceres.
Esta propuesta de acción surge y se desarrolla como un continuo de la Educación en la
Cotidianidad, por tratarse de crianza, de modelos de crianza, de nutrición, alimentación en los
primeros años de vida, donde cada persona que interactúa, sea el padre, la madre o personas
relacionados con ellas y ellos aportan mitos, arquetipos, realidades, creencias, experiencias sobre
este campo del saber.
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El bienestar de cada uno de los y las integrantes es responsabilidad y objetivo de todos y se
operacionaliza no solo en el planteamiento de talleres, conferencia y charlas a solicitud de los
temas que han surgido desde las primeras semanas de atención como necesidad de conocer o
saber por parte de las y los estudiantes, de la observación de la relación adulto niñez, de las
conversaciones entre pares estudiantes o con las funcionarias.
Este constante construir en la cotidianidad hace que la Casa establezca coordinaciones con otras
instancias, intra y extra universitarias, Escuela de Enfermería, Facultad de Odontología, Programa
de Atención Integral de Salud, para apoyar a la población estudiantil y la niñez dentro de la
promoción y no de la prevención, ya que no se atienden enfermedades sino el desarrollo de
acciones tendientes a promover salud. Es así como:
“La creciente atención internacional que el tema viene suscitando responde a la comprensión de que
la salud, el desarrollo intelectual, emocional y físico, la socialización y la adquisición de cultura son
elementos que se influyen recíprocamente y están presentes en todos los aspectos de la vida de un
niño pequeño. La noción de cuidado y desarrollo de la primera infancia engloba todos los elementos
de apoyo que un niño requiere para ejercer su derecho a la supervivencia, a la protección y al cuidado,
y para garantizarle un desarrollo óptimo desde el nacimiento hasta los ocho años. En resumen,
cuidado es la suma coherente y sinérgica de acciones que garantizan al niño no solo protección sino
también apoyo a su salud, nutrición y aspectos psicosociales y cognitivos de su desarrollo.” 12
En concordancia con lo anterior, en la Educación en la Cotidianidad, la “promoción de la salud”
implica: participación, análisis e interacción para decodificar y codificar nuevos conocimientos
que les permite entender sus propios modelos de crianza, estilos de vida, cultura, situación
académica, social y económica, y cómo estos afectan las habilidades y capacidades para tener
calidad de vida.
“En lo cotidiano de los niños y niñas tiene lugar el asombro, el constante por qué, la curiosidad, el
interrogar a los objetos y personas de sus entornos, entonces en la Educación en la Cotidianidad de la
Casa se retoma este proceso lógico de la vida cotidiana en actividades que le sean significativas es
decir que le facilite relacionar e interactuar con la experiencia y su lógica para que opere y produzca
conocimiento y aprendizaje”13.
El tipo de vínculo y el estilo de comunicación que se pone en juego y trasmite con cada una de las
actitudes de todas las personas que participan en la Casa, implica una enseñanza sobre los modos
de interacción y el mundo que los niños y niñas van aprendiendo cotidianamente.
En fin, la Educación en la Cotidianidad conjuga: interactuar, cuidar, construir, conocer,
facilitar, propiciar y promover la puesta en marcha de procesos personales y sociales que se
iniciaron desde el nacimiento — incluso desde antes— que posibilita a
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